jueves, 25 de abril de 2013

Mi Boceto


Dicen que las lunas de octubre son las más bellas, tal vez esa es la razón por la cual me inclino a la belleza y a la profundidad del cielo infinito de estrellas yo nací una noche de octubre, de 1984, el cielo despejado me abrió los brazos a la vida y aun agradezco haber pisado la tierra y mirar el sol.

soy la mayor de cinco hijos, disfrute mi infancia al lado de mi hermana Miriam compañera de juegos, cómplice de travesuras, autora de berrinches y actualmente mi mejor amiga. Amo a cada integrante de mi familia, siento muy afortunada por pertenecer a un grupo tan unido y fraternal. Mis padres jamás fueron muy expresivos y cariñosos, pero siempre me sentí protegida y amada y eso dio como resultado una niñez, sana cálida y feliz.
En mi infancia me caracterice por ser muy tranquila y callada, aunque siempre muy creativa y sensible, jugar para mi era como volar en otro mundo, un mundo perfecto donde la regla era soñar, volar, cantar, compartir y amor, es algo que extraño por que aunque me esfuerce en repetirlo, la contaminación mental de mis años ya no me deja volar con esa intensidad.
Llegó mi adolescencia acompañada de dolor, incertidumbre, de sueños agrios pero también de mucha esperanza, siempre fui muy enamoradiza y mis fantasías se  empezaron a retorcer en la figura masculina, mi sexualidad brotaba mientras dormía y a veces no comprendía muchas cosas y callaba para no rebelar el tesoro inserto en sensibilidad que era solo mio y que me daba pena compartir.
Definí mi vocación al entrar a un taller de teatro en  el bachillerato y en la escuela siempre me distinguí por participar en eventos artísticos cantando y actuando esto ayudo a crear una gran seguridad como mujer y como actriz.
El teatro siempre ha sido mi gran amante y compañero ;  la primera vez que pise un escenario profesionalmente tenía  17 años  y fue ahí donde aprendí a sonreír más que nunca. El teatro me ha dado el verdadero significado de las palabras "tolerancia", "disciplina", "respeto", además de encontrar en cada compañía otra familia
Curiosamente a la misma edad en la que me incursione como actriz, experimente el amor primero, era un hombre mayor que apareció y desapareció mágicamente en mi vida, un hombre del que su recuerdo perdurara en mi memoria como algo bello.
El hombre que hoy ocupa mi corazón, mis pensamiento, con el que camino de la mano probando nuestra complicidad en cada acto en cada andar, es el suelo que sostiene mis pies y el que alienta el calor que hay dentro de mi.

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