TRES ROSTROS DEL AMOR
Por:
Anaid Gómez Guerra.
pintura de Juan Carlos Gárces |
El
amor podría ser solo una palabra inventada por el ser humano para justificar
ciertos deseos hacía cosas o personas, pero el realidad el amor va más allá de un concepto e incluso podría tener un
número infinito de significados, cada persona vive de diferentes maneras el
“amor” y por ende lo manifiesta con diferentes colores. Lo que es muy cierto es
que lo que signifique el amor en cada
mundo es necesario, y es único del humano; no solo nos distingue de los animales la razón si también la gama
de sentimientos que habitan en nuestro
devenir al hombre y la mujer, y el amor
suele ser el centro varios acontecimientos.
En la literatura se puede mirar los diferentes
contrastes que existe en las maneras de amar, se evidencia siempre la esencia
humana, se puede mostrar el amor al filo de la pasión, un amor sutil, o un amor
totalmente descontrolado incluso deformado. No hay excepción en el caso de
“Pedro Páramo” de Juan Rulfo, o en la
novela revolucionaria de “Los De Abajo” de mariano Azuela y mucho menos en
“Crónica De Una Muerte Anunciada” de Gabriel García Márquez. Las tres novela a pesar de presentar temas
diferentes, de escribirse en una prosa diferente muestran aunque en diferentes
grados, contenido de eso que es “El Amor”.
Pedro Paramo generalmente se interpreta como
una novela que refleja el abuso de poder, a través de una cuestión muy
simbólica como es la presencia de la muerte y del cargo de conciencia vivo,
pero no podemos negar que los pasajes más hermosos son la manifestación de amor
que existe de Pedro hacia Susana San Juan. Pedro Páramo amaba a Susana desde
niños, desde que de infantes jugaban juntos, pero este amor no fue
correspondido, al final Pedro
manipulando todo se casa con ella
pero jamás logra hacerse amar por la mujer
que le roba el sueño. Susana fue la principal razón por la cual acumulo
toda su riqueza:
“Esperé treinta años a que regresaras,
Susana. Esperé a tenerlo todo. No solamente algo sino todo lo que pudiera
conseguir de modo que no nos quedara ningún deseo, solo el tuyo, el deseo de
ti.” [1]
También
Susana es la razón de esa frustración descargad en el pueblo de ese dolor
insertado en la gente originado por esa dolencia espiritual. Desde niño ser refugiaba a solas para pensar en ella,
jamás olvido su nombre lo tenía insertado como la cicatriz más profunda en su
pecho:
“Pensaba
en ti Susana. En las lomas verdes. Cuando volábamos papalotes en la época del
aire. Oíamos allá abajo el rumor viviente del pueblo mientras estábamos encima
de él, arriba de la loma, en tanto se nos iba el hilo de cáñamo arrastrado por
el viento. “Ayúdame Susana.” Y unas manos suaves se apretaban a nuestras
manos.”[2]
Había
tenido a todas las mujeres menos a Susana. Jamás logró mirar el lado más
hermoso que guarda al interior una mujer, a Susana solo la pudo adquirir
muerta, Susana murió mucho antes de que regresara a Cómala, Susana murió el
mismo día que murió su amado Florencio , solo dejo un cuerpo ausente y una
mirada fría hundida de recuerdos. Pedro con su dinero no pudo comprar su amor
ni borrar de la memoria de ella la figura de Florencio.
“A centenares de metros encima de todas las
nubes, más mucho más allá de todo, estás escondida tú, Susana. Escondida en la
inmensidad de Dios, detrás de su divina providencia, donde yo no puedo
alcanzarte ni verte y a donde no llegan mis palabras.”[3]
Hasta
el final de sus días Pedro jamás dejo de pronunciar el nombre de Susana:
“….Había una luna
grande en medio del mundo. Se me perdían
los ojos mirándote. Los rayos de la luna filtrándose sobre tu cara. No me
cansaba de ver esa aparición que eras tú.
Suave, y restregada de la luna; tu boca abullonada, humedecida irisada de estrellas;
tu cuerpo transparentándose en el agua de la noche. Susana, Susana San
juan……..está es mi muerte.”[4]
La
muerte y la vida dominan el campo nacemos sin amor pero el simple hecho de
vivir nos da la posibilidad de buscarlo hasta la muerte, puede ser un amor
revolucionario o simplemente el pretexto de liberación de algo que no se sabe
bien que es pero sin embargo nos produce placer. Mariano Azuela en su novela
“Los De Abajo” no ha dejado de fotografiar
ese amor no correspondido, sin dejar
de mostrar la deformidad del amor en la revolución. En los de abajo el
amor está presente de una manera cruda, no es el tema principal, ya que ni el
amor a la causa está definida, los personajes caminan sin tener una meta
precisa, movidos en algunos casos por el rencor, y en otro solo porque la
situación los ha arrastrado a esta situación. Pero hay dos personajes femeninos
en los que Azuela muestra que el amor se puede presentar en la inocencia o en
la cruda pasión.
“Camila” que desde el principio se muestra
ingenua, sumisa, atenta, y tranquila. Ella se enamora de Luis Cervantes, quien
jamás le corresponde:
“-Oye curro, yo quería
icirte una cosa……- dijo Camila- ¿Qué cosa quieres decirme? - Camila sintió la
lengua hecha un trapo y nada pudo pronunciar; su rostro se encendió como un
modroño, alzo los hombros y encogió la cabeza hasta tocarse el desnudo pecho.
Después sin moverse y fijando, con obstinación de idiota, sus ojos en la herida
pronuncio con debilísima voz: - ¡Mira qué bonito viene encarnado ya¡… Parece un
botón de rosa de Castilla Luis cervantes plegó el seño con enojo manifiesto y
se puso de nuevo a curarse sin hacer más caso de ella. Cuando Camila a Demetrio
que gusta mucho de ella. Camila se decepciona de cervantes y accede a que Demetrio se relacione con ella, pero
está situación es más por la misma decepción y porque en medio de todo es lo
mejor que puede hacer.”[5]
Contrariamente
vemos a “La Pintada” que es una mujer
que vive al día, que astutamente, utiliza sus recursos de “dama” para
sobrevivir y cubrir sus caprichos,
aunque externa que quiere al Güero Margarito jamás se entrega a uno
solo, en realidad todo lo mueve a su conveniencia, podríamos pensar que cuando
ella empieza a hostigar a Camilla hasta matarla es porque está celosa con respecto al amor de Demetrio, pero la
verdadera razón es celo de generó, ella quiere ser la única mujer en el grupo,
su amor esta desfigurado y retorcido, no tiene ni pies ni cabeza.
“La
Pintada llamó a Camila a distancia. –Oye tú, ¿qué chismes trais a
Demetrio?....El güero Margarito es mi mero amor… ¡Pa que te lo sepas¡….Y ya
sabes…Lo que haiga con él, hay conmigo. ¡Ya te lo aviso¡.”[6]
“La
Pintada paseó sus ojos en torno. Y todo
fue en un abrir y cerrar de ojos; se inclinó, saco una hoja aguda y brillante
de entre la media y la pierna y se lanzo sobre Camila”.[7]
Otro
de los personajes claves en la figura del amor es Demetrio, quien gusta de
mujeres, pero que jamás olvida a su esposa y aunque Camila lo llega en cierto
sentido a enternecer, la mujer de sus pensamientos es aquella que abandono y
que dejó atrás:
“-¿Se
acuerda de Camila?, compadre Anastasio- exclamo suspirando Demetrio, tirado
boca arriba en el estiércol, donde todos acostados ya bostezaban de sueño….- No
se me olvida-“[8]
El amor de Demetrio hacia su mujer y su hijo se
torna en segundo plano, ya que su prioridad es la lucha, una lucha desfigurada
ya que carece de objetivos claros en donde él se encuentra atrapado y ya no
puede parar. Tal es así que cuando se reencuentra con su mujer y su hijo
después de dos años, decide no quedarse con ellos y continuar su camino de
frente y sin mirar atrás, el amor ha cambiado su rostro y huye tras él.
Ahora
bien el amor se manifiesta de una manera muy diferente en La novela “ crónica
de una muerte anunciada” ahí más bien el amor vive en el inconsciente de de
algunos personajes; como el caso de Ángela Vicario que en un principio jam{as
mostro la más pequeña seña de amor hacia su prometido Bayardo pero que al final
después de separada y cuando ya habían pasado muchos años empezó la añoranza de
esa persona, tal vez la única razón de ese amor fue la soledad y el crear un
pretexto para poder continuar su vida, para tener una razón de sus días:
“Se volvió lúcida, imperiosa,
maestra de su albedrío, y volvió a ser virgen solo para él, y no reconoció otra
autoridad que la suya ni más servidumbre que la de su obsesión. Escribió una
carta semanal durante media vida. <<A veces no se me ocurría que decir –
me dijo muerta de risa-, pero me bastaba con saber que él me las estaba
recibiendo>>”[9]
Por
otra parte el amor en los demás personajes se manifiesta solo como un interés
social y económico, las personas se comprometen solo por cumplir con un estatus
social y jamás se muestra esa chispa de amor en las parejas, tal es el caso de Santiago Nasar y su novia, que aunque Nasar
empieza a maquinar en su mente una boda majestuosa, no es por la ilusión de con
quién va a llegar al altar, si no porque quiere tener la boda más inolvidable
del pueblo.
Es
así como el amor se hace presente en las diferentes historias de la literatura,
pero que también esas historias son espejo de nuestra realidad, mostrándonos
que el amor aunque tiene diferentes caras jamás se ausentara de la especie
humana.
Bibliografía
Rulfo, Juan. “Pedro Páramo”. Editorial Biblioteca escolar
de Plaza Janes. México 1955
Azuela, Mariano. “Los de Abajo”. Fondo de Cultura
Económica. México 1960.
García Márquez, Gabriel. “Crónica de Una Muerte Anunciada”. Editorial Diana. México 1989.
[1]
Rulfo, Juan. “Pedro Páramo”. Editorial Biblioteca escolar de Plaza Janes.
México 1955. Pp.107
[2]
Ibid pp.25
[3]
Ibidpp27
[4]
Ibid.pp.156.
[5]
Azuela, Mariano. “Los de Abajo”. Fondo de Cultura Económica. México 1960. Pp.
36.
[6] Ibíd.
Pp. 103
[7] Ibíd.
pp. 113
[8]
Ibíd. Pp. 66.
[9]
García Márquez, Gabriel. “Crónica de Una
Muerte Anunciada”. Editorial Diana. México 1989. Pp98
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