Habitación 213
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imagen de Zenaida Serebryakova |
Eran la 12:00 de la noche, el tic tac
del reloj siguió su curso pero sus
movimientos eran agresivos a los oídos de Danello.
Danello se encontraba totalmente
desnudo en la habitación, sus piernas bien torneadas temblaban pero se
mantenían firmes; por la ventana abierta la luna llena acariciaba su piel
canela como tratando de dosificar toda la fiebre que recorría sus entrañas, sus
ojos castaños parecían lava saliendo de sus pupilas dilatadas. En el espejo se
reflejaba su espalda erguida, caminaba de un lado a otro de la habitación, su
pecho agitado dejaba ver la incertidumbre de sus pensamientos.
Cerró los ojos y un bumerán de flechazos golpeó su mente, de nuevo el tiempo
lo ofendía con fotografías.
Ahí estaba ella tendida sobre la cama, desnuda mostrando el corte de
seda blanca que viste de piel, mostrando sus pechos voluptuosos, su rostro
ausente y tranquilo extasiado de placer. Ahí estaba ella con la felicidad
guardada entre las piernas. Y estaba él, no Danello, era el ajeno, el tirano,
el que se había bebido las entrañas de Mariel.
Cuando Danello entro en la habitación el dolor que sintió en el pecho lo
asfixiaba tanto que le presionaba la cabeza. Tomo la botella que se encontraba
en el tocador y la estrello directo en la sien del bandido, empuño sus manos y
lo remato a golpes; Mariel asustada y desconcertada ahogo sus gritos y lo miro pidiendo piedad
como cuando una oveja suplica con los ojos a un lobo que la asecha.
Danello camino hacia ella y con sus manos morenas apretó el cuello de
Mariel; poco a poco ejerció menos fuerza mientras comenzaba a llorar y a
preguntar ¿por qué? Ella enmudecida sin aliento dejo de luchar con él, Danello
se quito la ropa, tomo de nuevo a Mariel pero ahora del cabello y sus labios
secos dibujaron en el lienzo de su cuerpo la impotencia y frustración. Y aunque a la fuerza se fusiono con Mariel,
él sabía que ya no la tenía y descargo su ira hasta quedarse sin aliento;
cuando se desbrevo completo tomo la almohada que tenía a un costado y la clavo
en la cara de Mariel.
La cordura llego a su mente demasiado
tarde, el cuerpo de Mariel se encontraba como un trapo sin forma, Danello la
abrazo y sus ojos se le llenaron de lluvia ácida, en su garganta solo había
saliva amarga que le raspaba, después de un rato de tenerla entre sus brazos
corrió al teléfono y marcó un número, su voz
torpe dejo asomar un mensaje fracturado:
------hola hablo del hotel Palacio, para avisar que en la
habitación 213 un hombre entro y mato a
una pareja y aun sigue ahí----------
Cuando Danello abrió los ojos se encontró frente al espejo y vio su
silueta ya desfigurada; su monstruo interior había desgarrado sus rasgos de
humanidad, ahora solo esperaba que a través de la puerta cruzara un inquisidor
de verdad que lo ayudara a castigar a la piltrafa que le quedaba de cuerpo ya
que su alma había muerto.