El amor a la princesa de escarcha
Mi príncipe
Izcozauhqui, te enamoraste de la mujer que salió de las aguas con vestidos de
escarcha. Su gran pecado fue escoger a la tierra como lecho marital. Te castigaron
los dioses invernando el corazón de la princesa blanca. En su último aliento ella te pidió estar
cerca del cielo. Dormida entre tus brazos la depositaste en una cama de piedra
alta. Ahora tu antorcha incierta cuida el sueño y los deseos de tu mujer de
plata. Mi príncipe Izcozauhqui incado frente al cielo no te quieres levantar.
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